La cata de café es mucho más que un ejercicio sensorial; es una experiencia que puede transformar por completo la forma en que disfrutas tu taza diaria.
Aprender a catar café te permite descubrir aromas, sabores y texturas que usualmente pasan desapercibidos, y que revelan la complejidad detrás de cada grano.
¿Qué es una Cata de Café y por qué deberías probarla?
Catar café es el arte de evaluar sensorialmente sus atributos: aroma, sabor, cuerpo, acidez y retrogusto. Esta práctica, común entre baristas y productores, también es accesible para cualquier amante del café.
Participar en una cata te ayuda a entender mejor el origen, el tipo de tostado y las características del grano. Más allá del análisis técnico, es una experiencia que abre los sentidos.
Preparativos esenciales antes de catar café
El primer paso es seleccionar granos frescos, preferentemente de origen único y tostados recientemente. Optar por cafés de especialidad garantiza una mayor riqueza sensorial.
Para una cata comparativa, escoge varios cafés de la misma región pero de diferentes productores, o de regiones distintas pero con nivel de tueste similar.
El molido debe ser medio, similar al de una prensa francesa. Usar una proporción de 10 gramos de café por 180 ml de agua es un buen punto de partida para una cata.
Para una cata profesional, prepara al menos dos tazas de cada café. Esto te permitirá verificar la consistencia y evitar conclusiones basadas en una muestra defectuosa.
El agua debe estar entre 90°C y 96°C, sin llegar a hervir, y libre de sabores o minerales excesivos. Una mala calidad de agua puede alterar por completo la percepción del café.
Si no tienes termómetro, hierve el agua y deja reposar aproximadamente 30 segundos antes de verterla sobre el café. Esto suele acercarla al rango óptimo de temperatura.
Pasos para catar café correctamente
Observa el color y la crema
Una vez preparado, observa el color del café y la crema en la superficie. Esto puede darte pistas sobre el tipo de tostado y la frescura.
- Color: Desde caramelo claro a marrón intenso – indica nivel de tueste.
- Crema: Su presencia, densidad y persistencia – indica frescura y calidad.
- Brillo: Un café brillante suele indicar acidez equilibrada.
- Transparencia/Opacidad: Relacionada con el cuerpo del café.
Inhala los aromas profundamente
Antes de probar, acerca la nariz y aspira profundamente. Identifica si el aroma es frutal, floral, terroso o achocolatado. Este paso prepara tu mente para identificar sabores.
Realiza varias inhalaciones cortas en lugar de una sola larga. Esto permite que diferentes compuestos aromáticos sean detectados por distintas partes de tu nariz.
Los aromas pueden agruparse en familias:
Prueba y analiza el sabor
Toma un sorbo pequeño y distribúyelo por toda la boca. Evalúa la acidez, el cuerpo (ligero, medio o denso), la dulzura y cualquier sabor dominante. Puedes notar notas como frutos rojos, nuez o cacao.
- Acidez: Desde brillante (cítrica, manzana) hasta baja (suave).
- Dulzor: Nivel de dulzura percibida (caramelo, miel, frutal).
- Cuerpo: Sensación de peso y densidad en boca (ligero, medio, completo).
- Balance: Equilibrio entre todos los elementos.
Evalúa el retrogusto y la textura
Después de tragar, pon atención al retrogusto: cuánto dura y qué sabores persisten. También analiza la textura, si es aterciopelada, cremosa o más aguada.
- Duración: Corto, medio o largo – los cafés de calidad suelen tener un retrogusto más prolongado.
- Transformación: Observa cómo evolucionan los sabores con el tiempo.
- Limpieza: Un retrogusto limpio sin notas desagradables indica buena calidad.
Texturas comunes:
Notas de sabor: cómo identificarlas y qué significan
Frutales, florales, achocolatadas… ¿cuál es tu perfil?
Cada café tiene un perfil sensorial distinto. Los cafés de África suelen tener notas cítricas y florales, mientras que los de América Latina pueden ofrecer sabores más dulces o a frutos secos.
Cómo entrenar el paladar con práctica
Con el tiempo, y haciendo catas regulares, comenzarás a reconocer patrones. Puedes comparar cafés de distintas regiones o tostados para afinar tu paladar.
Cómo una cata puede cambiar tu forma de tomar café
Hace poco me animé a participar en una cata de café y, sinceramente, no esperaba que me cambiara tanto la forma de tomarlo. Siempre fui de los que pensaban que el café era simplemente “fuerte o suave”, pero ahí aprendí a notar matices que nunca había percibido: desde notas frutales y florales hasta toques de chocolate o nuez. Me sentí como si estuviera redescubriendo una bebida que llevo años tomando.
Lo más útil fue entender que no todo café oscuro es fuerte ni todo claro es suave. También aprendí sobre el origen de los granos, la molienda y el tipo de tostado, y cómo todo eso influye. Desde entonces, empecé a comprar café en grano y a molerlo en casa, buscando perfiles que me gusten. No es que ahora sea un experto, pero sí disfruto mucho más mi taza diaria.
Consejos para seguir catando en casa
Necesitarás una báscula, molino manual o eléctrico, una tetera y vasos de cata (pueden ser tazas normales si recién comienzas).
Define un espacio tranquilo, sin olores que interfieran. Cata un solo tipo de café a la vez y lleva un registro de tus impresiones.
Utiliza una libreta o app para anotar los sabores detectados, el origen del café, el método y cualquier observación. Esto te permitirá seguir aprendiendo y comparando.
Elementos clave para tu registro:
Con el tiempo, catar café puede convertirse en una práctica tan placentera como tomarlo. Desarrollar tu paladar no solo te conecta con la bebida, sino también con su historia, su origen y quienes lo cultivan.
Así que la próxima vez que prepares una taza, tómate un momento para observar, oler y saborear con intención. Puede que descubras en ella mucho más de lo que imaginabas.
